¡50 años de casados!

Os cuento un poco lo de Urbano y la Fredes. Yo hacía siglos que no estaba tan nerviosa, la verdad, porque todos los días tus padres no celebran sus 50 años de casados y esto es como una boda pero con resultados a posteriori que es, como deberían ser todas la bodas, no os parece? O sea, que te pudieras casar, pero con seguro a 50 años (o por lo menos a 25) incorporado. Y todo salió bien. Félix estuvo estupendo, ya os lo podéis imaginar. Dice que cuando tenga 65 años se quiere jubilar (no de cura, se entiende, sino de oficiante), pero yo creo que le seguiremos dando la murga para que nos haga estas misas tan de nuestro estilo, tan vividas, tan como de ser los únicos en el mundo que tienen hijos y se casan y hasta que se mueren. Sin desmerecer de nadie, Félix fue el cura de nuestra infancia y nuestra juventud y sabe tanto de nosotros que un poco más y nos pare. En la misa, los homenajeados pudieron disfrutar también de una música que con ese savoir faire que le caracteriza eligió el primogénito. Jokin leyó las ofrendas y Naiara, portátil en mano, un texto para sus abuelos que yo, desde luego, nunca hubiera podido leer sin que se me corriera el rimel y hasta el pintalabios (de los mocos, digo).

El vermut, la comida y la sobremesa los hicimos en el bar de verano (supongo que no hace falta que os diga quienes fueron los grandes organizadores). El catering estupendo, los cristales que tan técnicamente había limpiado hipogeo para la ocasión, lucieron como nunca y tanto el vermut como las copas de luego fueron servidas, como no, por nuestro gran barman, el mejor, el del estilo inconfundible... Ah, no, que tambien sirvieron Julio y Carmele y Naiara... Y entonces... ¿qué hacia Tito? :-)

Urba nos leyó una poesía y después un texto precioso recordando el noviazgo y la boda de hacía 50 años. ¿O qué pensabais, qué él no se iba a traer también su poesía y su texto preparados?.

Y yo creo que los dos fueron muy felices por sentirse acompañados por su familia y por seguir, después de 50 años, uno al lado del otro. Y, si me permitís, yo... hasta los vi un poco más enamorados. Y tan guapos...