
Yo estoy convencida de que los padres pueden clasificarse entre los que van a las tutorías encantados y los ya saben que les va a caer una bronca, un desconcierto, un... pues no sé que coño querrá esta señorita. Podrían existir también los multipadres, esos que van a unas tutorías con un cuerpo y a otras con otro, pero ya hablamos aquí de que no somos de términos medios así que los bi o tricolores que no nos lo tengan en cuenta.
Hipo y yo pertenecemos, decididamente, al segundo tipo de padres. No somos de los primeros en pedir tutoría porque algo siempre nos sospechamos y planificamos éstas como si se tratara de la más compleja de las operaciones quirúrgicas : "no, ahora no porque es final de trimestre y los chiquillos y las señoritas estarán hechos polvo"; "no, al llegar de las vacaciones tampoco, que estarán muy revueltos"; "mejor la última semana de enero que ya estará estabilizado". A medida que se va acercando el fatídico día ponemos más insistencia que nunca en que, por dios, haga el favor de portarse bien, de atender a la señorita, de no molestar a los compañeros cuando están trabajando, de separarse de los niños que pegan, de lo importante que es la escuela y lo interesante que son las cosas que en ella se aprenden. Y casi llegamos a convencernos: "el chiquillo se está portando bien ultimamente, verdad?", "es realmente un encanto", "una persona encantadora", "y te has dado cuenta de la pasión con la que lee?", "y que listo es, eh?, parece que no se entera de nada y que pasa de todo y luego lo que le importa todo"
Y entonces llega la señorita, o sea, su tutora. O sea, todo menos "su hijo se porta bien, evoluciona bien y no tenemos ningún problema". No somos de ese tipo de padres, vaya!
Y lo malo es que hipo lo ve normal, o sea, él pertenece a una larga estirpe de padres que sabe de que va el tema, pero yo... yo no tengo fondo en esto y, como casi todo en esta vida, me lo tengo que aprender currando, con mucho esfuerzo. Menos mal que siempre he sido aplicada, me digo.Y entonces sale la gamberra que al parecer también he llevado siempre dentro y que la educación (aquella educación de entonces) no consiguió descubrir y me dice: "qué?, a que no te esperabas esto?" Y se descojona, la tía.