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martes, 31 de enero de 2017

Agur

FELIX MUGURUTZA.

En el euskera no existe ni de lejos otra palabra tan grandiosa como nuestro AGUR. Se mire por donde se mire es sublime: en lo referente a su extensión geográfica ocupa todo el territorio del euskera, no tiene variantes dialectales de ningún tipo (inaudito en nuestro idioma) y, por otra parte, es el vocablo con mayor aceptación y uso social, incluso entre los que no saben euskera. Es la palabra-llave de la que primero se valen los extraños que desean integrarse en Euskal Herria, la que les abre la puerta a las mil y una maravillas de nuestra cultura, idioma y país. Es también la palabra de nuestra lengua que primero ofrecemos para que todos la compartan con nosotros. AGUR es, al fin y al cabo, el vocablo con el que los vascos abrazamos y besamos el universo que nos rodea…

Y esta reflexión no es fruto de una enajenación momentánea o porque me desborde la pasión. No… Ya en el año 1588 se dijo al hablar retrospectivamente de ella que «esta palabra de “agur” era tenida en mucha y muy gran veneración, grandeza y cortesía y tal que ninguna otra se le igualaba».

Veneración… grandeza… inigualable… Y nosotros mientras, ¿a qué jugamos? ¿qué hemos hecho mal, dónde nos hemos extraviado para usarla sin darle importancia alguna, sin reparar en ella, para no caer arrodillados sintiéndonos dichosos de que haya amanecido un nuevo día en que poder usarla y gozarla…?

PALABRA DE IDA Y VUELTA
Aunque ahora la usemos fundamentalmente como fórmula de despedida, en origen fue un saludo ambivalente, tanto para dar la bienvenida como el adiós. De ahí que aún en muchos lugares se interprete el himno “agur jaunak” para recibir –y no despedir– a aquellos personajes distinguidos, honoríficos o autoridades a los que se les quiere hacer gala de los mayores honores. Era, por así decirlo y como tantas veces se ha recordado, algo similar al “salve” o al “ave” de los romanos.

Hoy en día, y especialmente en en Ipar Euskal Herria, aún es común el uso de “agur” como saludo de distinguido de recepción, por ejemplo al encabezar una carta, en oraciones (“Agur Maria”…).

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UN SALUDO Y MEDIO
Era tal la grandiosidad que encerraba en sí la palabra “agur” que no podía deshonrarse repartiéndola por el mundo sin miramiento o mesura alguna. Y es que, en realidad, al usar otras fórmulas como “mila esker” o “esker mila” (‘mil gracias’) estamos dando a entender que esas “esker” están devaluadas, que poco han de valer para ofrecerlas así, a millares.

El “agur” es otra cosa. Mucho más solemne y excelso, sin duda. Nada apto para excesos y aspavientos. Así, cuando queremos echar el resto, cuando por la situación o el personaje necesitamos exhibir el máximo boato en nuestro saludo de recepción, usamos la fórmula clásica “agur eta erdi”, “agur t’ erdi” que no es sino ‘un agur y medio’. No somos los vascos gente de exuberancias como puede verse…

Tal era la excelsitud de nuestro vocablo, que los vascos usamos el verbo “gurtu” para referimos a ‘adorar, venerar’ algo en su máxima intensidad, referido a divinidades, santos, etc. Es una vez más, un derivado de “agurtu”, es decir, ‘hacer agur”, porque nuestros antepasados no quisieron renunciar a ese extraordinario punto de partida para edificar aquella nueva palabra, aquel nuevo altar con el que ofrendar a los dioses. Un auténtico tesoro, insisto…

USO CLASISTA
No es que en sí el saludo “agur” fuese clasista sino que en su antiguo uso quedaba reflejada la estratificación social de otras épocas. ¿Y por qué decimos esto?

Pues porque no sabemos cómo eran los tratos sociales habituales, simples, diarios. Pero sí tenemos constancia de que la palabra “agur”, por ser tan grandiosa, reverente y solemne sólo podía usarse para dirigirla a gente de un estatus igual o superior: «…en tiempo antiguo se encaminaba e dirigía por los inferiores solamente a sus superiores y parientes mayores e no a otros ningunos de menos autoridad y dignidad» tal y como se recoge en torno al año 1588 (Ibargüen-Cachopín).

Debía ser una expresión muy común pero a su vez añadiéndoles grandes dosis de veneración cada vez que se usaba, sentido que hoy hemos perdido: «Bien sabéis que el modo y explicación ordinaria de nuestra salutación es “agur, jauna”. Y con ser tan usada entre los nuestros, como el “beso las manos” en los romancistas» (año 1607, Balthasar de Etxabe).

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ADIO, AIO, KAIXO…
Desde luego que “agur” era una palabra con fuerza, de raza, la mayor ostentación léxica que podían hacer nuestros antepasados. Nada que ver con ese “adio” (pronunciado a menudo “aio”), más común en los dialectos centrales, y que no es sino el castellano “A Dios” (‘a Dios te encomiendo’). Por no hablar del “kaixo” de chirigota ese, relativamente nuevo y que es en realidad la contracción de la expresión mezcla de castellano y euskera “¿qué hay txo?”, una especie de ‘¿qué pasa, tío?’. Tal cual.

Desde luego que, ni uno ni otro llegan ni de lejos a lo que fue, a cómo se percibió o se sintió nuestro “agur”.

AGUR, ABUR
Y tal fue la robustez de nuestro saludo que marcó tendencia y fuimos capaces de embelesar con ella a otras comunidades lingüísticas cercanas, porque soñaban con poder gozar ellos también de una palabra así, tan perfecta. Por ello el castellano, aún hoy en día, usa y admite como propias las palabras “agur” y su interjección derivada “abur”, reconociéndolas como préstamos lingüísticos cogidos del euskera.

ORIGEN DE AGUR
Pero donde las dan las toman. Y esa palabra-saludo que hoy usan millones de hablantes (tanto a través del euskera como del español) también la fraguamos en su día los vascos valiéndonos de influencias externas. Su origen está inspirado en el latín vulgar “agurium” de donde también surge la palabra castellana “agüero”. Y ese “agurium” procede, claro está, del latín clásico “augurium” ‘presagio, anuncio, indicio de algo futuro’ o, la palabra castellana “augurio”. Ahí actuamos con inteligencia y supimos sacar lo mejor de aquellos siglos de convivencia con los romanos. En cualquier caso, que nadie dude que la palabra “agur” es vasca entre las vascas y nuestra seña de identidad.

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ATRAER LA SUERTE
Al regalar un “agur” a alguien, en realidad le estamos deseando lo mejor. Incluso podríamos ir más allí y afirmar que, en esas épocas en que se forja el término, el citar esa palabra mágica suponía hacer un llamamiento para intentar atraer con ella a aquellas buena suerte y prosperidad tan necesarias.

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AGUR ETA OHORE
Para acabar, me gustaría traer hasta estas líneas la expresión clásica vasca, “agur eta ohore”, ‘agur y honor’, el mayor homenaje que a algo o a alguien se le puede ofrecer por medio de unas palabras. Y quiero dedicárselo a esa bendita palabra “agur”. De pasado ilustre y glorioso, cabalga ya para batallar por la conquista de nuevos territorios, los del futuro. Pero no necesita de artilugios belicosos para ello, porque ella en sí es la mejor de las armas que han defendido esta tierra y pueblo: el arma del saber dar la bienvenida, la de la hermandad, la de desear lo mejor al que tenemos al lado, la del abrazo al extraño, la del llanto de los que se van… Hay que sentirla y llevarla con orgullo por el mundo como siempre se ha hecho. Porque agur es nosotros y nosotros somos agur. Agur, agur eta agur…

publicado en DEIA
imagen de portada procede del blog “violetaestademoda”

jueves, 26 de enero de 2017

RESIST


RESIST. Resistir frente a las políticas negacionistas del cambio climático, racistas, misóginas, homófobas y fanáticas del presidente Trump.
Eso decía la pancarta de 20x10 metros que ayer siete activistas de Greenpeace en Estados Unidos colgaron junto a la Casa Blanca.

“No podemos aceptarlo”, decía nuestra compañera Nancy Pili desde lo alto de la grúa, a 90 metros del suelo. No podemos permitir que su discurso de odio siga avanzando.

Aún no lleva ni una semana en el cargo y Trump ya ha dado luz verde a la construcción de los oleoductos de Dakota y Keystone XL, contra los que tanto hemos luchado de forma conjunta durante años y cuya construcción conseguimos que fuese paralizada por la Administración Obama.

Y esto es sólo el principio. Trump puede abrir de nuevo las aguas estadounidenses del Ártico a las extracciones de petróleo y gas, puede poner en peligro los compromisos del acuerdo del clima de París para beneficiar una vez más a sus amigos de la industria de los combustibles fósiles... Un revés para la lucha mundial contra el cambio climático.

Greenpeace

lunes, 23 de enero de 2017

Sube la factura de la luz…quién se frota las manos?

El precio de la luz bate nuevo récord, y mientras tu bolsillo lo sufre, el de las eléctricas se llena.
España entera está sumida en una ola de frío desde hace una semana y el precio de la electricidad no para de subir, pero eso a nuestros políticos parece importarles poco. Siguen obedeciendo a los intereses económicos de las grandes eléctricas, como Iberdrola o Endesa, que son los verdaderos ganadores de la jugada. Y nuestros bolsillos, los de todos los consumidores, son los que una vez más salen perdiendo.
Millones de hogares sufren estos días el encarecimiento de la factura eléctrica, y todo apunta a que el Gobierno no piensa tomar ninguna medida para abaratarla. Al contrario, el nuevo ministro de Energía, Álvaro Nadal, nos dice que nos apretemos el cinturón.
No solo se lavan las manos con este asunto, ¡sino que hasta tratan de hacernos pensar que el encarecimiento de la luz se debe a las subvenciones a las renovables! Cuando en realidad, las energías renovables son la fórmula para un futuro sostenible, tanto para el medio ambiente como para nuestros bolsillos. Y mucho más en un país con tantas horas de sol como España, donde inexplicablemente solo tenemos instalada, por ejemplo, una cuarta parta de la energía solar que tienen en Italia, o una décima de lo que tienen en Alemania.
Un despropósito en materia energética que parece no tener fin.

domingo, 22 de enero de 2017

Álava recurre a la realidad virtual

La Diputación Foral de Álava ofrece desde este viernes en el portal web www.alavaturismo.eus, visitas virtuales a los principales atractivos turísticos del territorio histórico, con las que se pueden descubrir lugares como el Jardín Botánico de Santa Catalina, la Catedral de Santa María de Vitoria, la villa medieval de Labraza o el Conjunto Monumental de Quejana, entre otros recursos. 20/01/2017 La Vanguardia
IR CABECERA